De paros y congestiones: reflexiones sobre la movilidad en el Gran Concepción

Por Claudia Alarcón Oviedo, arquitecta especialista en regeneración urbana.

El reciente paro de trabajadores de la Empresa de Ferrocarriles del Estado (EFE) dejó en evidencia la fragilidad del sistema de movilidad en el Gran Concepción.

El servicio de Biotrén, que usualmente funciona a plena capacidad, operó al 50% durante las horas punta.

Esto generó congestión en la Ruta 160 afectando a miles de pasajeros. Este contexto evidencia la falta de alternativas en nuestra región y lo vulnerable que es la infraestructura de transporte ante eventos inesperados de todo tipo. Todo esto, sin considerar que el uso predominante del automóvil como principal medio de transporte durante situaciones críticas colapsa el sistema, provocando congestión severa.

Diversos expertos sostienen que la solución no radica en proveer más infraestructura para automóviles. Al contrario, ella está en adoptar un enfoque más amplio que priorice el transporte público y la movilidad peatonal. Proyectos como la ampliación del Biotrén, la mejora del sistema de buses urbanos y la proyección de vías exclusivas son fundamentales para crear un plan de transporte más eficiente y accesible.

Para abordar estos desafíos, el Plan de acción de Más Movilidad del Gran Concepción se ha centrado en coordinar la acción de seis ministerios y el Gobierno Regional del Biobío, con el objetivo de materializar proyectos de transporte público e infraestructura a corto, mediano y largo plazo.

Hace un año comenzó el trabajo del comité de este plan que busca mejorar el desplazamiento en las ciudades. En un sexto encuentro realizado esta semana, el subsecretario de Transportes, Jorge Daza, realizó un balance de las iniciativas adoptadas a la fecha, detallando que hay 24 proyectos que registran algún grado de avance.

El futuro de la movilidad en el Gran Concepción depende de la capacidad de implementar una infraestructura robusta y flexible. Que esta no solo se adapte a las necesidades actuales, sino que también pueda responder a contingencias y desafíos climáticos.

No debemos olvidar nuestra propia responsabilidad en este proceso; es fundamental repensar como nos desplazamos. Necesitamos un cambio de mentalidad y cultura que priorice la movilidad colectiva sobre la individual e incorpore otras alternativas más allá de transportes motorizados.

Solo así avanzaremos hacia ciudades más equitativas y eficientes, beneficiando a toda la comunidad y mejorando nuestra calidad de vida. Esta transformación es esencial para construir un futuro sostenible y resiliente para todos.

39 lecturas

leave a reply